Reseña: Watch Dogs Legion, una revolución llena de contrastes llega para Xbox One, PS4 y PC

Watch Dogs: Legion es el juego más ambicioso que Ubisoft ha desarrollado en la última década... pero está lejos de ser el mejor.
Ayax Bellido
Foto: Ubisoft

Watch Dogs: Legion, tercera parte de la saga de hackeo en mundo abierto desarrollado por Ubisoft finalmente ha llegado a PS4, Xbox One, Google Stadia y PC, además será un juego de lanzamiento en ambas consolas de novena generación: lo tendremos en Xbox Series X / S el 10 de noviembre y en PlayStation 5 el 12 del mismo mes. No obstante, ya hemos tenido oportunidad de abordar esta revolución futurista generada en el corazón de Inglaterra en una Xbox One, y a continuación te compartimos nuestra experiencia.

Cuando el primer Watch Dogs apareció en 2014 un elemento muy distintivo sorprendió a los jugadores de la época: podíamos ver un resumen de la vida de cualquier NPC con el que nos cruzaremos pulsando un simple botón, gracias a nuestras extraordinarias habilidades como hacker. Así, estos personajes ya no sólo eran parte de una ambientación, sino que tenían un rostro específico, nombre, profesión y algún otro dato que podía ir de lo interesante a lo más trivial.

Tras Watch Dogs 2, título que llevaba la fórmula de su antecesor en nuevas direcciones, Ubisoft ha tomado de nueva cuenta esta idea como el eje principal de la tercera entrega, intentado llevarlo al siguiente nivel en una apuesta que sin duda debemos decir es ambiciosa: cada uno de los NPC del juego tiene rasgos perfectamente definidos y el jugador pueda tomar control de estos personajes para utilizar sus habilidades según las propias circunstancias. El resultado final es Watch Dogs: Legion, un título con elementos muy positivos en algunos de sus apartados, pero con sabores agridulces en otros tantos.

En la destrucción está la cura

La historia comienza tras los sucesos de Watch Dogs 2, donde el grupo de hackers conocido como DedSec se ha convertido en un fenómeno a nivel mundial, teniendo presencia en las principales ciudades del mundo. En Watch Dog: Legion nos centraremos en la agrupación de DedSec ubicada en Londres, quienes se ven incriminados en un espantoso atentado conocido como el Día Cero, el cual le cuesta la vida a varios de los ciudadanos de la capital de Inglaterra.

Foto: Ubisoft

Tras estos atentados, la empresa de seguridad privada Albion tomará el control de la ciudad convirtiéndola en un estado totalitario y orwelliano donde  las fuerzas del orden, compuestas por soldados y drones de vigilancia, te ostigan en todo momento, o en el mejor de los casos, te arresten de forma arbitraria sin reparar en los motivos

Aquí, tal y como ha ocurrido en las dos primeras entregas de Watch Dogs, el hackeo representa la revolución, solo que con el grupo disuelto tocará empezar desde cero, reclutando elementos con los que buscaremos devolverle la libertad a la ciudad. Y es que no importa la edad, profesión, estrato social o condición física, todos los ciudadanos que caminan por las calles de Londres son hackers en potencia para DedSec. 

Para ello utilizaremos nuestro smartphone como principal herramienta, pues nos permitirá examinar a cualquier personaje y así descubrir sus rasgos, entre los que se incluyen algunas ventajas de jugabilidad como puede ser un boxeador con habilidad para las peleas cuerpo a cuerpo, un trabajador de la construcción experto en drones de carga, o un simple barrendero que se puede camuflar con facilidad entre la multitud durante una persecución. En ese sentido la variedad es enorme.

Foto: Ubisoft

Vale mencionar que dentro de las mecánicas de juego de Watch Dogs: Legion es posible observar que cada personaje suele tener una o varias relaciones con otros personajes, situación que puede influir a la hora de intentar reclutarlos para el equipo.

En esta amplitud de opciones que presenta el videojuego todas son válidas para avanzar en las misiones principales e independientemente de a cuál de los cientos de personajes controlemos con todos podremos golpear, infiltrarnos, disparar y hackear dispositivos a distancia como mecánicas básicas del título.

Foto: Ubisoft

El camino de la revolución

Watch Dogs: Legion le da al jugador una enorme libertad para cumplir las misiones a partir de diferentes mecánicas: para superar los desafíos puedes optar por el sigilo, hackeando las cámaras y haciéndolo todo a distancia con tu spider-bot a través de los conductos de ventilación o, si lo prefieres, también puedes hacer de esto un shooter, sacando tu arma y disparando a los diferentes enemigos que buscan impedir que logres tu cometido.

En ese sentido, debemos reconocerle a Ubisoft su acierto en el diseño de niveles, porque todas las localizaciones en las que se desarrolla una misión han sido conceptualizadas para poder ser abordadas con todos los estilos de juego que presenta el título. Además, también resulta interesante como podemos interactuar con todos los elementos del entorno para sacar ciertas ventajas.

Foto: Ubisoft

Aunque también vale decir que muchas de las misiones caen en la repetición y llegan a ser muy parecidas. Y es que el objetivo en la mayoría de ellas será el mismo: infiltrarse en un determinado sitio protegido, descargar ciertos datos y huir antes de que alguien nos aniquile. La sensación de que lo que estás experimentando en un determinado nivel del juego es muy similar a uno que ya habías vivido será inevitable, pese a algunas excepciones.

Por otro lado, la mayor novedad en la jugabilidad de Watch Dogs: Legion en relación a sus predecesores la encontramos en el combate cuerpo a cuerpo. Debido a que varios de los personajes no tienen acceso a un gran número de armas, se implementó un sistema de puñetazos, agarres y movimientos para eludir que resulta bastante entretenido y funciona bien con el resto de las dinámicas del juego. De hecho, existen una serie de peleas clandestinas esparcidas en diferentes puntos del mapa, en las cuales puedes pasar unos buenos minutos de diversión.

Foto: Ubisoft

Ser todos es ser nadie

Es notable que Ubisoft ha realizado un esfuerzo titánico para implementar un sistema de juego que permite controlar a cualquier personaje, literalmente. Con casi 30 horas de juego y decenas de agentes reclutados en nuestro equipo, no hemos visto un rostro igual a otro, o una sola voz que se repita. Estos detalles se han cuidado al extremo, ofreciendo un amplio rango de personalidades y perfiles que seguramente han significado todo un reto creativo para el equipo de desarrollo.

De hecho, sería imposible cuantificar cuántas personalidades o voces diferentes hay en Watch Dogs: Legion, pues estamos seguros de que el número es absurdo. No obstante, esta virtud técnica, y en el papel revolucionaria, termina por no funcionar en el nivel narrativo del videojuego. Es decir, la idea parece ser grandiosa y ha sido implementada de forma notable, sin embargo, en la práctica no se siente del todo bien.

Foto: Ubisoft

Y es que pese a los enormes esfuerzos de los desarrolladores por darle una personalidad y una voz propia a cada uno de los personajes, al final se siente como si estuviéramos controlando cascarones vacíos, protagonistas sin alma ni ningún tipo de motivación específica que conecte con las emociones del jugador. Es una paradoja, porque en un juego en el que puedes ser cualquiera terminas siendo nadie, solo un sujeto del que no importa nada más que sus condiciones de pelea, armas o equipo de hackeo que tenga integrado.

Al final lo que más destaca es Bagley, la inteligencia artificial que nos acompaña en cada una de nuestras misiones con comentarios sarcásticos y un humor inglés que logra alegrar cada una de nuestras partidas. En este aspecto la historia sin duda cojea, y nos hace echar de menos mejores tiempos en la franquicia.

Foto: Ubisoft

Un argumento previsible

El guión de Watch Dogs: Legion es probablemente el más previsible de la saga hasta ahora. Existen giros muy obvios en el argumento y las sorpresas básicamente han quedado reservadas para una mejor ocasión, con personajes cayendo en trampas predecibles y dilatando respuestas que uno es capaz de intuir desde el principio del juego.

Aquí la creatividad escaseo en el equipo de desarrollo, pero no todo es negativo: hay un par de ideas que juegan con la ética de la tecnología de una forma muy interesante, en el que sin duda ha sido el juego más político de Ubisoft hasta la fecha, atreviéndose a tratar injusticias sociales de actualidad sin ningún tipo de tapujo. Un elemento que podría haber dado más de sí para que de este modo no sintiéramos que estábamos en medio de una revolución que muchas veces parecía inocua.

Foto: Ubisoft

Por último, el apartado gráfico también nos ha dejado una sensación agridulce. Por un lado, hay animaciones que lucen desprolijas e inacabadas, mientras que algunos escenarios muestran deficiencias en la calidad de la imagen. Además los tiempos de carga son eternos, en un par de elementos que seguramente mejorarán una vez que salga al mercado el título optimizado para la novena generación de consolas.

Donde sí destaca Ubisoft como suele ser costumbre, es en la ambientación. Es agradable recorrer las calles de este representación distópica de Londres, pues han sido recreadas con una enorme atención al detalle, plasmando los edificios más representativos e icónicos de la ciudad con un estilo cyberpunk que sin duda ha sido un enorme acierto para el equipo de desarrollo.

Foto: Ubisoft

En conclusión, hemos valorado enormemente el esfuerzo y la originalidad que hay en la propuesta que encarna Watch Dogs: Legion. Es sin duda el juego más ambicioso de Ubisoft en la última década, con ganas de sorprender y hacer algo fuera de lo habitual. Lo cierto, es que en algunos aspectos lo ha logrado y en otros ha quedado demasiado corto, pero al menos demuestra el enorme valor que esta IP tiene para la desarrolladora francesa. Reza un viejo adagio mexicano: el que mucho abarca, poco aprieta; y da la impresión de que esto le ha ocurrido a los creadores en ciertos apartados del juego.

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